Mapuche

Adalberto Salas

Lingüística mapuche
Guía bibliográfica

Publicado en Revista Andina, Cusco, Perú, año 10, No. 2, diciembre 1992

En 1980 presenté en mi artículo "La lingüística mapuche en Chile" una revisión selectiva crítica de la bibliografía sobre la lengua mapuche -llamada también araucano y últimamente mapudungu o mapudungun, de acuerdo a la tendencia actual a utilizar en las publicaciones académicas los nombres vernáculos de lenguas y grupos (a menos que se diga otra cosa, los enunciados mapuches están presentados en el alfabeto mapuche unificado de la Sociedad Chilena de Lingüística). Desde entonces ha pasado más de una década y ahora hay, por supuesto, nuevos títulos que presentar y comentar, algunos de ellos de crucial relevancia. La lectura de los trabajos aparecidos en el período y otros diez años de experiencia directa con la lengua, han modificado mi percepción de la historia y desarrollo de los estudios mapuches. En estas condiciones me pareció conveniente re-escribir totalmente el artículo de 1980, no sólo ponerlo al día añadiéndole simplemente un apéndice o agregado correspondiente al período 1981-1991.

Aunque parezca superfluo tengo que insistir en que ésta no es una presentación bibliográfica exhaustiva: de hecho, en ningún momento de su preparación puse en práctica los procedimientos normales de búsqueda bibliográfica deliberada, rigurosa y metódica. Esto quiere decir que he considerado para su inclusión solamente trabajos que encontré en mis revisiones rutinarias de las publicaciones que llegan a los servicios bibliotecarios de la Universidad de Concepción, o que han sido puestos a mi disposición por sus propios autores o que me han sido presentados por mis colegas y estudiantes. Más de algún trabajo importante puede haber quedado fuera de estas páginas sólo porque no me llegó noticia oportuna de su existencia. Algunos faltan porque no pude tener acceso a ellos; en particular lamento no haber podido consultar la tesis doctoral de Ineke Smeets (1989). Por cierto, también ha operado un factor de selectividad, basado en criterios elementales, tales como profesionalismo, seriedad, originalidad, aporte y relevancia de cada publicación. Así, algunos úpocos) trabajos en los que me pareció que no había nada rescatable, tanto que ni siquiera eran útiles como base para discusión, fueron directamente omitidos aquí.

A diferencia de la versión de 1980, esta revisión no contiene referencias a importantes estudios vinculados indirectamente a la lengua mapuche, tales como descripciones del castellano mapuchizado; tampoco se incorporan presentaciones de la situación bilingüe en la Araucanía, de planificación lingüística orientada hacia el cultivo del vernáculo o su eventual utilización en algún posible plan de educación bilingüe. Trabajos muy marginales a la lingüística mapuche o que poco aportan al conocimiento del mapudungun, por ejemplo, de onomástica hispánica de origen mapuche, sólo aparecen referidos cuando han llegado a ser clásicos dentro del campo de la araucanística. Las ediciones de textos -aislados o en colecciones- sólo han sido mencionados aquí cuando al examinarlas se me hizo evidente que estaban respaldadas por un análisis lingüístico profesional, sólido y responsable.

Esta es una guía bibliográfica en el sentido de que más que limitarse a consignar los datos editoriales de todo trabajo publicado en este campo, ha querido seleccionarlos y así dar información básica de conjunto sobre la orientación, contenidos y calidad general de los principales estudios de lingüística mapuche existentes. Si algún tipo de lector específico tuve en mente al preparar esta guía, ha sido un estudiante graduado en lingüística interesado en dedicarse a la araucanística. Quizás pueda servirle para formarse una idea general del conocimiento asentado, de las áreas cultivadas, de los problemas pendientes, de las líneas inexploradas.

1. LOS PRIMEROS MISIONEROS (SIGLOS XVII Y XVIII)

Las primeras obras gramaticales y lexicográficas del mapuche fueron preparadas por los sacerdotes católicos que durante el período colonial llevaron a cabo la misionalización del entonces llamado Reino de Chile. En 1606 el jesuita español Luis de Valdivia publicó en Lima su Arte y Gramatica General de la Lengva que corre en todo el Reyno de Chile... Valdivia (1606), primera gramática araucana publicada y conservada hasta hoy. En 1764 el jesuita catalán Andrés Febrés terminó de escribir su Arte de la Lengua General del Reyno de Chile, que se publicó en Lima al año siguiente (Febrés 1765). En 1777 aparecieron en Westfalia los tres volúmenes del Chilidúgú sive Res Chilenses. . . del jesuita alemán Bernardo Havestadt (1777).

Rodolfo Lenz en su Introducción a los Estudios Araucanos dedica toda una sección -"Una carta del P. Andrés Febrés al P. Bernardo Havestadt" (1896: XXXIII-LI)- a probar que la versión castellana de la obra del P. Bernardo estuvo completa en Chile en 1765, mucho antes que la versión latina de Westfalia; y que, además, la primera parte, en la que se presenta la gramática, ya estaba compuesta en 1757, antes de la llegada del P. Febrés a su territorio de misionalización (1759) y pudo haberle servido a éste de modelo durante la preparación de su Arte, entre 1759 y 1764. La argumentación de Lenz está basada en la cronología establecida por él mismo a partir de la información autobiográfica contenida en el Chilidúgú de Havestadt y en el Arte de Febrés; pero el argumento más fuerte de Lenz es una carta en lengua mapuche, del 12 de septiembre de 1757, firmada por Andreas Febrés, dirigida al P. Bernardo e incluida por éste en el No. 299 (pp. 185-186) del Chilidúgú, en la que el joven seminarista catalán supuestamente escribe

 

. . .vill ni piuque meu manumeimi, vill antù mo cai manumaeimi ta mi cùme duam, mi cùme piuque, mi aldùn cùme kdau manumeimi pituquellen, manumaeimi cai mi Chilidugu ni Grammatica

. . .de todo mi corazón te agradezco, todos los días te agradeceré por mi parte tu buena disposición, tu buen corazón, tu muy buen trabajo te agradezco [lo] digo nuevamente siempre con énfasis, te daré las gracias también por la Gramática de tu Chilidúgú. . . (mi traducción, ligeramente diferente a la de Lenz 1896:XLVI).

reconociendo haber tenido a la vista tres cuadernos del P. Bernardo en los que probablemente venía la parte gramatical del Chilidúgú

 

Veimo Patiru Provincial elveneu ta mi cùla Quademo: veichi pu Quademo pegelbin ta ni aiùelachi Patiru Loncopagi pigelu: vei quimbi ta michillcael, vemgechi quimbiu inei chei vachi chill ca voe gei

Entonces el Padre Provincial me dio tus tres cuadernos: estos cuadernos los mostré [se los hice ver] a mi querido Padre Loncopangui que es llamado: él lo supo que era tu escritura, de este modo supimos [nosotros dos] quién pues este escritor [el autor de los cuadernos] era... (mi traducción, ligeramente diferente a la de Lenz 1896: XLVI)

Lenz cierra su discusión concluyendo que

 

. . .tanto con respecto al tiempo de la composicion como a la orijinalidad en adelante las tres grandes gramáticas araucanas [de los misioneros del período colonial] deben colocarse en el órden: Valdivia, Havestadt, Febrés... (1896:LI).

Tenga o no razón Lenz en lo que respecta a la cronología y a la originalidad de la información, lo cierto es que fue el Arte del P. Febrés el que tuvo la mayor incidencia en la enseñanza práctica de la lengua mapuche en el proceso de preparación de los misioneros de la Araucanía hasta bien entrado el período republicano. Así, en 1846 apareció en Santiago una versión "adicionada i correjida" del Arte y del Calepino (diccionario) del P. Febrés, preparada por el franciscano español Antonio Hernández Calzada, y realizada al cuidado de su co-hermano, el P. Miguel Angel Astraldi, a solicitud formal del gobierno chileno para su uso en el servicio de las misiones (Hernández Calzada 1846a, 1846b). Tuvo gran demanda por lo cual se debió publicar en Concepción, en la Imprenta de la Unión, 1864, una versión resumida de la parte gramatical, sin el diccionario, prologada por Guillermo E. Cox. Para Guillermo Rojas Carrasco, ésta no es una re-edición de la versión santiaguina del P. Astraldi

 

...pues simplifica y suprime demasiado, incluyendo entre las supresiones aún el Diccionario. Sólo así se explica que en vez de las 321 páginas que en total tiene la edición de 1846, la de 1864 se haya reducido a sólo 77 del mismo tamaño (1940:137).

Al decir de Tomás Guevara en su Historia de la Civilización de La Araucanía, la versión de Febrés revisada por el P. Hernández Calzada es

 

. . . un excelente tratado magistral del araucano y ha sido a la verdad el más generalizado en la Araucanía por los misioneros, militares y los indios que han sabido leer (citado por Englert 1936:67).

Según Fray Félix José de Augusta, la obra del P. Febrés -probablemente en la versión del P. Hernández Calzada- sirvió de base al capuchino italiano P. Octaviano de Niza, de la Misión de Purulón, para la redacción de su Breve Metodo della Lingua Araucana y Dizionario Italo-Araucano e Viceversa, concluidos en 1888 y perdidos en el incendio que destruyó al Convento de San Francisco en Valdivia, el 28 de diciembre de 1928 (V. Englert 1936:67). El propio Lenz inició en 1890 "el estudio del araucano con la edición santiaguina [la del P. Hernández Calzada] de la gramática de Febrés" (Lenz 1896:III). La vigencia de esta obra llegó a su fin en 1903 con la aparición de la Gramática Araucana del capuchino bávaro Fray Félix José Kathan de Augusta.

Las gramáticas de los jesuitas (Valdivia, Febrés, Havestadt) están marcadas por la orientación pedagógica y la metodología latino-escolástica. Esto significa que fueron deliberadamente preparadas para ayudar a los misioneros europeos a aprender la lengua de los "indios naturales" del Reino de Chile. En las palabras del P. Luis de Valdivia

 

. . . algunos ratos que me sobrauan ocupe en hazer vn Arte o gramatica, y vn Bocabulario y un Confessionario en la lengua dellos, por dõde pudiessen los Ministros del Euangelio aprenderla ...(en su carta-prólogo A Alonso Garcia Ramon, Gouernador Capitan General, y justicia mayor del Reyno de Chile por el Rey N. Señor).

Un siglo y medio después, la misma idea aparece insistentemente en el material introductorio al Arte del P. Febrés, por ejemplo, en la Dedicatoria a Maria Santísima Madre de la Luz Increada

 

Para el bien de estos Indios Chilenos he solicitado instruir a los Misioneros con esta Obrita... imponiendose en breve en esta Lengua estraña, prediquen a los Indios vuestras grandezas... con unas lenguas de Luz y Fuego, como las de los Apóstoles (1765:5-6)

y todavía más claramente a lo largo de todo el Prólogo al estudioso, donde el P. Febrés hace notar, además, que su Arte está orientado al uso auto-instruccional de los misioneros principiantes

 

. . .de manera, que cualquiera, como dicho es, propio marte, y sin Maestro, pueda fácilmente... hacer composiciones y pláticas, con más que bastante propriedad, y exaccion, y ejercitar desde luego, en llegando á las Misiones los ministerios de Misionero sin mucha dificultad (1765:20).

Una obra de estas características (pedagógicamente orientada y programada al uso autoinstruccional) contó con la más entusiasta bienvenida de las autoridades eclesiásticas, lo que es particularmente notorio en la Aprobacion del M.R.P.M. Fr. Francisco Xavier Parra... .(1765:7-11).

 

...es... un Arte cabal, y primoroso, con que en breve tiempo y á costa de muy poco estudio, saldrán á luz muchos y admirables Misioneros, en la más propia y perfecta lengua de aquellos Indios (p.7).

En consonancia con esta finalidad pedagógica orientada hacia la cristianización, estas gramáticas están complementadas con vocabularios, versiones en mapuche de la Doctrina Cristiana, Catecismos, Confesionarios, cánticos religiosos, pláticas, sermones, que habían de servir a los misioneros europeos para conducir la instrucción religiosa y la administración de los oficios en la misma lengua de los misionados.

Siendo la misionalización en vernáculo la práctica oficial o semi-oficial de la Iglesia Católica de la época, se estimulaba entonces la publicación de todo tipo de obras orientadas en esta dirección (para una breve, pero interesantísima discusión sobre las políticas lingüísticas de la misionalización V. Tovar 1961:186- 189; también Englert 1936: 63-65). Así, el mismo P. Luis de Valdivia publicó en Valladolid, 1621, el Sermon en Lengva de Chile, de los mysterios de nvestra santa fe catholica, para predicarla a los indios infieles del Reyno de Chile, dividido en nveve partes pequeñas acomodadas a su capacidad, con traducción castellana al margen. Fue reimpreso por José Toribio Medina en 1897, con el título de Nueve sermones en la lengua de Chile... precedidos de una bibliografía de la misma lengua (V. Medina 1897/ Valdivia 1621). Por su parte, el P. Andrés Febrés tuvo la intención de traducir al mapuche la versión castellana de los Pensamientos Cristianos del P. Bours [Domingo de Bouhours], hecha por el P. Juan Ignacio Zapata en 1713 (V. Febrés 1765, comentario final a las Pláticas, citado en Medina 1897: 30) a fin de que sirviesen

 

[tanto] para la enseñanza de los indios, como para que los indiecitos tengan en que aprender a leer en su propia lengua...

interesante párrafo que presenta otra faceta de la política educacional de los misioneros: la alfabetización de los indígenas en su propia lengua, siempre al servicio último de la evangelización... nihil novi sub sole.

Las tres gramáticas del mapuche preparadas por los misioneros jesuitas tienen en común el enfoque latino escolástico, usual en la época en la elaboración de tratados gramaticales: la lengua cuya gramática se estaba escribiendo era estudiada en términos de las nociones gramaticales desarrolladas desde la antigüedad para el estudio del latín clásico, y transmitidas al saber europeo-occidental a través de la escolástica medieval. En otras palabras, las gramáticas latinas utilizadas en Europa en el proceso de enseñanza/aprendizaje formal e intelectualizado del latín clásico, se utilizaron, con mínimo ajuste, como marco de referencia o modelo analítico universal para el estudio de las lenguas habladas en los territorios de misionalización.

En Chile la aplicación de esta metodología a las lenguas indoamericanas fue criticada en términos muy fuertes por Rodolfo Lenz, quien opinaba así

 

...la mayor parte de las lenguas americanas a principios de nuestro siglo sólo eran conocidas por textos debidos al celo religioso de los misioneros españoles (particularmente de los jesuitas, entre los años 1550-1767), es decir por traducciones del castellano al idioma indígena, que no reflejaban el lenguaje natural de los indios; los tratados gramaticales de los mismos autores se atenían forzosamente al molde de la gramática latina y por consiguiente, falsificaban completamente el sistema gramatical de los naturales (Lenz 1944: 16, subrayado mío).

En realidad, cuesta comprender y aceptar una descalificación así, que por extrema y radical, es errónea e injusta: las obras de los misioneros Luis de Valdivia, Andrés Febrés y Bernardo Havestadt no "falsifican completamente" la realidad lingüística del mapuche, sino todo lo más la presentan distorsionada por la óptica latino-escolástica, poco apropiada para el enfoque de una lengua tipológicamente tan diferente al latín. El mismo Lenz bordea este punto cuando escribe

 

La teoría gramatical de los padres [Valdivia, Febrés, Havestadt] es completamente falsa i hasta no concuerda con sus propios ejemplos (1896 XIX).

Si la presentación gramatical es contradictoria con la realidad lingüística, es inadecuada (no falsa) y es simple cuestión de cambiarla por otra. Es la fidelidad a la lengua lo que hay que evaluar, no el modelo analítico; y todo parece indicar que aquella está fuera de discusión: los misioneros presentan el mapuche, no una lengua inventada por ellos. Todo esto significa que manejadas con procedimientos razonables de crítica documental, las "artes" de los jesuitas permiten al araucanista de hoy formarse una idea realista acerca de las líneas generales de la estructura fonológica y gramatical de la lengua mapuche hablada en Chile durante el período colonial. Todo lo que se necesita es saber distinguir juiciosamente lo que es el aparataje erudito gramatical de la época de lo que es la realidad lingüística descrita. De hecho, yo he examinado cuidadosamente la información que trae el P. Valdivia sobre la conjugación verbal, en particular sobre los sufijos de modo, persona y número (Valdivia 1606 Cap III-8), l1egando a la conclusión de que el núcleo del paradigma verbal presentado por el P. Valdivia, es prácticamente el mismo de la lengua moderna (Salas 1991), conclusión que por sí misma contradice a la opinión de Lenz y a otros similares, como la de Guillermo Rojas Carrasco, para quien el P. Valdivia presenta "un mapuche ficticio" (1940 134).

A mi juicio, los tratados de los misioneros contienen una presentación confiable de la gramática -especialmente de la morfología verbal- del mapuche hablado entre finales del siglo XVI y mediados del siglo XIX. Su consulta no tendría por qué plantear grandes dificultades a un lector familiarizado con el mapuche moderno y con el formato y estilo típicos de las gramáticas latino-escolásticas de las lenguas europeas, por ejemplo, con la Gramática Castellana de Nebrija.

El desarrollo de una línea de investigación diacrónica de la lengua mapuche, requeriría inicialmente una evaluación comparativa cuidadosa de los tratados gramaticales de Valdivia, Febrés y Havestadt. De momento sólo hay opiniones e impresiones generales, como la de Lenz, para quien

 

...el Arte de Febrés es mucho más manuable i cómodo que el Chilidugu; pero éste contiene seguramente mas trabajo orijinal... En un punto Havestadt es seguramente mui inferior a Febrés: en la transcripción de las palabras; pero por lo demás si no tuviéramos otras fuentes para nuestro conocimiento del araucano, creo que aprenderíamos mas de la obra de Havestadt que de la de Febrés (1896: L-LI)

opinión que debe ser considerada con prudencia, prescindiendo del dato puramente hipotético de que el Chilidúgú es anterior al Arte de Febrés -en realidad, la autenticidad de la carta de Febrés al P. Bernardo, es sólo presuntiva, y aún de ser verdadera, no significa automáticamente que el jesuita catalán vio la lengua mapuche única y exclusivamente a través del prisma de su co-hermano alemán. Por otra parte, todavía está por demostrarse que desde el punto de vista de la presentación gramatical el Chilidúgú es superior al Arte de Febrés. El contenido del párrafo citado es sólo una apreciación subjetiva de Lenz, no el resultado de una evaluación crítica empíricamente respaldada.

En la opinión de Guillermo Rojas Carrasco, de las tres gramáticas de los misioneros, el Chilidúgú, siendo la más completa, es la más sesgada por la metodología latino-escolástica

 

Si todos los misioneros cometen el error de amoldar las lenguas indígenas al latín, parece que fué el P. Havestadt quien llevó tal error hasta la exageración, pues resulta divertido comprobar cómo en sus manos el mapuche declina sus nombres y pronombres hasta en ablativo. Para qué decir que los verbos se presentan conjugados según los modelos latinos, y con igual denominación de sus tiempos (1940:138).

Juicio que se vincula más con el modelo de análisis y el formato expositivo de la obra que con su adecuación y fidelidad a la realidad lingüística del mapuche de la época. De aquí que no se pueda aceptar sin reservas el calificativo de "artificial" con que Rojas Carrasco concluye su evaluación del Chilidúgú (1940:139).

Estimo que para una consideración del valor documental de estas obras hay que partir de la base de que el Arte del P. Valdivia, el primero en aparecer impreso, fue consultado, y probablemente estudiado detenidamente, ciento cincuenta años más tarde por los gramáticos de mediados del siglo XVIII, Bernardo Havestadt y Andrés Febrés. Estos no pudieron limitarse a copiarlo o parafrasearlo, no tanto porque el mapuche hubiese cambiado mucho, sino porque habían cambiado el castellano, el estilo en que se escribían las gramáticas y la situación misma de lenguas en contacto en el Reino de Chile. Dentro de ciertos límites, el Chilidúgú del P. Havestadt y el Arte del P. Febrés, pueden considerarse obras originales, no meras reescrituras del Arte del P. Valdivia, preparadas por hombres que en el territorio de misionalización tuvieron por años contacto directo permanente con la lengua mapuche.

En lo que respecta a la relación entre el Chilidúgú y el Arte del P. Febrés, parece lo más prudente considerar en principio que son obras independientes entre sí, aún de ser auténtica la carta en que Febrés reconoce haber consultado la parte gramatical de la versión castellana del Chilidúgú.

El cultivo serio de los estudios diacrónicos del mapuche requeriría también la compulsa de la edición princeps del Arte de Febrés con la edición "adicionada i correjida" de Antonio Hernández Calzada y Miguel Angel Astraldi, y quizás también con la edición de Concepción de Guillermo E. Cox.

Para información detallada sobre este período de los estudios de araucanística, puede consultarse Lenz 1896, especialmente las pp. XXXIII-LI "Una carta del P. Andrés Febrés al P. Bernardo Havestadt. Notas Bibliográficas sobre la Lengua Araucana. . ." escritas en 1894; contiene

  • datos bibliográficos sobre el Arte del P. Valdivia, en la edición facsimilar de Leipzig 1887; el Arte del P. Febrés, en la edición de Buenos Aires 1884 (Gramática) y 1882 (Diccionario); y el Chilidúgú, en la edición facsimilar de Leipzig 1883. Lenz sabía de la existencia del Sermón en Lengua de Chile... del P. Valdivia (1621) por información de José Toribio Medina;

  • referencia a gramáticas o apuntes gramaticales inéditos y actualmente perdidos de los jesuitas Gabriel de la Vega y Pedro Nolasco Garrote;

  • información bibliográfica sobre la biografía de Luis de Valdivia, Andrés Febrés y Bernardo Havestadt; para la biografía del P. Valdivia, Lenz refiere al lector a la Noticia Biográfica preparada por José Toribio Medina para la edición de Sevilla, 1894, de la Doctrina Christiana y Cathecismo en la lengua allentiac . . . con un Confessonario, Arte y Bocabulario breves del P. Luis de Valdivia, cuya primera edición apareció en Lima en 1607; en relación a los datos biográficos de Febrés y Havestadt, Lenz considera que sus observaciones están mejor fundadas que las de José Toribio Medina (Historia de la literatura colonial de Chile, Santiago,1878, II:385-388 y Diego Barros Arana Historia Jeneral de Chile, Santiago,1886, IV:560-564); sobre este tema hace referencia también a Aníbal Echeverría y Reyes (La lengua araucana. Notas bibliográficas, 1889, Santiago, Imprenta Cervantes);

  • reseña sobre la estadía en Chile del P. Havestadt, entre 1748 y 1768; con especial atención a la azarosa historia del Chilidúgú, desde su posible iniciación en 1756 hasta la publicación de la versión latina de Westfalia, 1777;

  • noticias sobre la estadía del P. Febrés en Chile, datos sobre la redacción del Arte, y discusión sobre las posibilidades de que Febrés hubiese conocido la obra del P. Bernardo mientras escribía su Arte;

  • carta de Andrés Febrés a Bernardo Havestadt, en la que reconoce haber estudiado la parte gramatical del Chilidúgú. Esta carta, escrita en mapuche el 12 de septiembre de 1757, fue incluida por el P. Bernardo en la versión latina de su obra. Lenz la cita completa en el original mapuche y la traduce al castellano (1896: XLIV-XLVIII); sigue una discusión sobre la autenticidad de la carta, incuestionable para Lenz;

  • brevísima evaluación comparativa entre el Chilidúgú y el Arte, de la que resulta para Lenz clara superioridad de la obra del jesuita alemán (" . . .creo que aprenderíamos mas de la obra de Havestadt que de la de Febrés" p. LI);

  • conclusión de que el valor documental del Chilidúgú es superior al del Arte, tanto por la cronología como por la originalidad.

También es ilustrativa para el conocimiento de este período la consulta de Englert 1936:63-68, que contiene información sobre la política lingüística de la misionalización en el Reino de Chile, desde la llegada de los franciscanos en 1553 hasta mediados del siglo XIX; ordenación de clérigos bilingües, creación de estímulos especiales a los párrocos que supiesen hablar mapuche, obligación formal de estudiar mapuche para el clero secular, etc. Hay referencia a la labor de los jesuitas: mantención de la cátedra de mapuche y especialmente la preparación de obras didácticas -gramáticas y diccionarios- campo en el cual destacaron el P. Gabriel de la Vega, el P. Luis de Valdivia, el P. Pedro Nolasco Garrote, el P. Bernardo Havestadt y el P. Andrés Febrés; la obra del P. Gabriel de la Vega quedó inédita y probablemente fue utilizada por el P. Luis de Valdivia; la gramática inédita de Pedro Nolasco Garrote debió ser anterior a las de Febrés y Havestadt. Reseña brevemente el trabajo de los franciscanos, que continuaron la misionalización después de la expulsión de los jesuitas, con referencia especial al P. Antonio Hernández Calzada y al P. Miguel Angel Asualdi. También hay alusión a los capuchinos italianos que misionalizaron la Araucanía del río Cautín al sur, con especial referencia al P. Octaviano de Niza. Esta parte de la presentación de Englert es seguida literalmente por el P. Albert Noggler 1973: 74-80, pero como en esta obra la información viene dentro del contexto de una historia general de la cristianización de la Araucanía, resulta en conjunto más ilustrativa; además, el P. Noggler es bastante más cuidadoso que el P. Englert en el aparataje erudito de notas y referencias bibliográficas, de donde su presentación es mucho más útil para propósitos académicos.

No está demás la consulta a Guillermo Rojas Carrasco 1940: 132-139, donde viene una presentación de las obras de Luis de Valdivia (en la edición facsimilar de Leipzig 1887), Andrés Febrés (en la versión del P. Hernández Calzada, Santiago, 1846 y de Guillermo E. Cox, Concepción, 1864), y Bernardo Havestadt (en la edición facsimilar de Leipzig 1883). Cada obra es presentada en términos de las divisiones internas en partes o capítulos. Para la información biográfica y bibliográfica sobre Luis de Valdivia, Rojas Carrasco remite a la Noticia Biográfica incluida por José Toribio Medina en su edición sevillana de la Doctrina Christiana y Cathecismo de la lengua allentiac. . . de Luis de Valdivia (1607); también hay referencia a la "Noticia bibliográfica, histórica y etnográfica" que José Toribio Medina preparó para su edición santiaguina de 1918 del Confessionario Breve en la lengua Millcayac, publicado por el P. Valdivia en Lima, 1607. Si bien la información bibliográfica de Rojas Carrasco es en general de buena calidad, su evaluación, opiniones y juicios críticos, deben ser tomados con prudente cautela.

La presentación bibliográfica más completa de este período de los estudios de araucanística, se debe a José Toribio Medina (1897: 18-73) que incluye 101 títulos, desde el Arte del P. Luis de Valdivia (1606) hasta el No. VIII de los Estudios Araucanos de Rodolfo Lenz, fechado en 1897. En relación a las obras más importantes del período, el Arte del P. Valdivia, el Arte del P. Febrés, y el Chilidúgú del P. Havestadt, Medina complementa los datos bibliográficos de norma con información bio-bibliográfica y citas directas de las fuentes. Además, reproduce in extenso gran parte de la conferencia de Lenz titulada "De la lengua araucana" (1894) incluida en la lntroducción a los Estudios Araucanos (Lenz 1896: XIII-XXXI).


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